
Como veis he abierto un blog titulado Cuadernos africanos iniciando así una nueva etapa bloguera. Quiero presentároslo y explicar el porqué de mi fascinación por África, aunque nunca he estado allí. No he estado allí pero África ocupa un lugar en mi corazón, como he visto que lo ocupa en todos los que sí han estado. En esto hay unanimidad. He hablado con o leído a periodistas, a misioneros, a viajeros, a estetas, a personas de organizaciones solidarias. África marca profundamente a todo el que se acerca a ella. África son sus gentes, África son sus paisajes, África es la música, África es una cierta concepción del mundo espiritual y unitaria frente a un mundo occidental decadente y fragmentario. Me siento cómodo en el mundo africano. Cuando un africano me da la mano siento una calidez y una paz que no siento siempre cuando me la da uno de aquí. Es difícil de explicar.
Yo estuve unos años practicando zen. Me pasaba muchas horas en meditación sentado en posición de cuarto de loto. Durante la meditación el godo leía algún texto. Una vez me puse a practicar zazen pero no podía olvidar un pensamiento de Taizen Deshimaru, el monje que trajo el zen a Europa, que se refería a África. Se preguntaba ¿Y si el futuro estuviera en África? No recuerdo muy bien el origen de la meditación, pero me dije ¿Africa? Pero si África es un continente hundido, mísero, en la ruina. Taizen Deshimaru probablemente se refería a la fuerza espiritual de los africanos. Aquello se quedó en mí y años después cayeron en mis manos algunas obras de literatura africana como El fuego de los orígenes de Enmanuel Dongala, nigeriano. Me hizo pensar en otra cosmosvisión.
Con motivo del nacimiento de mi segunda hija, cerca de la clínica, encontré una librería. En ella había en el escaparate un libro que me llamó poderosamente la atención. Se titulaba Cuadernos africanos de Alfonso Armada, del que este blog ha tomado el nombre, porque fue ese libro el que me abrió las puertas de lo africano. Se centraba en el genocidio tutsi de 1994. Recuerdo que lo viví lejanamente como lo vivió Occidente. Pero en los meses de abril y mayo de ese fatídico 1994 cerca de un millón de tutsis y hutus moderados fueron masacrados. Repasar aquellas fechas terribles me supuso una revisión de toda mi visión de África. ¿Qué continente era aquel que podía producir una matanza de aquellas dimensiones y a la vez revelara una tan gran fuerza humana para enfrentar la desgracia? ¡África se hace en la adversidad! Todo en relación a África es extraordinario: su crueldad pero también su humanismo y su generosidad, su propensión al diálogo y al encuentro y también a la atrocidad. No hay continente tan desgraciado como África pero tampoco tan rico en valores humanos.
Seguí indagando fascinado en el tema. Descubrí el arte tradicional africano representado en máscaras y fetiches. ¡Qué fuerzas tan poderosas había encarnadas allí! En Barcelona hay una tienda llamada Africa negra donde tienen una exposición de arte tradicional africano. Las máscaras son terroríficas y oscuras. Un día le pregunté al dueño de la tienda por el sentido de aquellas máscaras. Él, que es un africanista reconocido en el mundo intelectual, no me quiso contestar. Me dijo que leyera libros sobre ello. Es lo que hice. Me empapé de lecturas en museos de antropología y etnología. Descubrí un mundo insospechado detrás de aquellas máscaras que no eran sino carcasas vacías colgadas de una tienda oscura de la calle de Banys vells de Barcelona. Aquellas máscaras representaban algo más profundo en su origen cuando fueron creadas sin ninguna voluntad artística. Aquellas máscaras evocaban a los espíritus y tenían una función de comunicar al mundo de lo visible con el mundo de lo invisible. Formaban parte de un rito sagrado del que se habían desgajado cuando alguien las había traído de allí y las había colgado en una tienda. Formaban parte de un mundo de creencias inmateriales en la comunicación con el más allá, que en el caso de África está también aquí.
Lo dejo aquí. No quiero hacer este post más largo de lo necesario. Seguiré en los próximos días hablando de mi descubrimiento de África. Los que gustéis de saliros de caminos trillados seguid hablando conmigo. Esto es un círculo de conversaciones. El mayor placer que existe en África no es consumir. Es hablar, conversar. Nada vale más que una buena conversación con tiempo indefinido. Hay tiempo. Los africanos son muy pobres, terriblemente pobres, pero son ricos en lo que a nosotros nos falta tanto, el tiempo. El tiempo en África fluye de forma distinta. Su concepción del tiempo no es lineal como la nuestra. De ahí su fuerza y su condena en un mundo moderno. Seguiremos conversando. Sentaos aquí y hablad. Os escuchamos atentamente.
Comentarios
Creo haberme explicado mal, pero tampoco quiero ser menos genérico, para evitar encontrarme frente a nuestras ideas previas, que a veces impiden toda comunicación.
Un abrazo
Y con respecto a la vaciedad de nuestro occidente, lo profundo está ahí, y también lo humano, rascando dentro. Somos sin duda, amordazado, el niño que fuimos y bastaría con dar un paso en la dirección que en nuestro corazón deseamos. Lo asombroso es que se consiga que todo el mundo combata contra sí mismo.
Y se está de maravilla en este árbol. Ya sabes que Louis I. Kahn, a quien admiro, decía que la primera escuela, donde está el germen de todas las demás, se dió bajo un árbol, con uno que hablaba y otros que fueron a escuchar y a hablar también.
Seguiremos.
Un saludo.
Estoy segura de que el África negra también lo es. De hecho, me encantaría viajar alguna vez a las tierras africanas negras para contemplar esos paisajes que aparecen en las películas o que se ven en algunos reportajes del National Geographic..
Del África árabe que yo conozco, recuerdo la mirada de la gente mezcla de alegría y la tristeza, así como la hospitalidad y la llamada a los sentidos que había en cada vuelta de la esquina. También recuerdo un transcurrir del tiempo mucho más lento, más pausado y sereno. Eso sí, no olvido la resignación que lo impregna todo y las ganas de huir de algunos.(Aunque, claro, puede que mi vivencia allí fuese el resultado de la visión europea que mira a este continente con las gafas del exotismo).
Gracias, Joselu, por ofrecer este espacio para compartir un té y charlas a la sombra del baobab.
saludos
eloi
En cuanto al tema de la modernidad, ya creo que tienen contacto con ella: internet, la televisión o el twitter andan mezclándose con otras cosas más tradicionales (formas de vestir, por ejemplo).
Hay algo que yo tengo grabado en la retina -hablo siempre de Marruecos o Túnez que son lo que yo conozco-, chabolas con parabólicas (me gustaría que pudieráis ver algunas fotos que tengo donde se recogen estas realidades, pero no pertenecen todavía a la era digital).
También recuerdo una noche en un bar del zoco de Tánger donde estaban viendo el GH (un horror)¿Qué puede pensar esta gente cuando ven semejante cosa?. Por supuesto, recuerdo la parte del zoco donde vendían teléfonos móviles o portátiles (de esto hace ya unos seis años), así como mercados donde se vendían dentaduras de segunda mano.
También me vienen a la cabeza conversaciones con trabajadores de la ONU que habían vivido en el África negra y que me comentaban lo diferente que era el África negra del África árabe-musulmana.
En fin, vaya historietas que cuento pero es que ese continente me parece, como a ti, muy diverso, rico y lleno de contrastes.
Saludos
HEMOS LLEGADO AL HOGAR
Hemos llegado al hogar
Desde la guerra sin sangre
Con el corazón abatido,
Nuestras botas llenas de orgullo
De la verdadera matanza del alma,
Y nos hemos preguntado
“¿Cuánto cuesta
ser querido y después abandonado?”
Hemos llegado al hogar
Y traído la promesa
Escrita en colores de arco iris
A través del cielo — para enterrar,
Pero no es el momento
De colocar coronas
Por los crímenes de ayer.
La noche amenaza,
El tiempo se disuelve,
Y nada conocemos
Del mañana.
Los tambores borboteantes
A la estrella hacen eco.
El bosque aúlla
Y entre los árboles
El oscuro sol aparece.
Hemos llegado al hogar
Cuando vacila la aurora
Cantando canciones de otras tierras,
La Marcha Fúnebre
Que nos viola los oídos,
Sabiendo que toda nuestra tradición y nuestras lágrimas
Se juegan al cara o cruz de una moneda.
Hemos llegado al hogar
Al pie de las verdes colinas
A beber el grito cálido
Y suave del canto de los pájaros.
A las playas ardientes
Donde los botes salen al mar
A desgranar la cosecha del océano
Y las tenaces gaviotas se hunden
Y deslizan volcando besos sobre las olas.
Hemos llegado al hogar
Donde a través del relámpago
Y la lluvia atronadora,
La peste, la sequía,
El espíritu empapado
Se demora en el camino arenoso
Sosteniendo los torturados restos
De la carne,
Ese espíritu que no pide
Al mundo favor alguno Sino la dignidad.
*Poema de Peters Lenrie, nacido en Bujul, capital de Gambia en 1932, titulado "Hemos llegado al hogar".
En África se lucha a diario por la vida, por la vida en el sentido más literal que uno pueda imaginar, sólo tenemos que ver las imágenes del Congo, ¿Cuando teminará esa masacre? Aquí ya no es cuestión de políticas, es cuestión de humanidad. Ya que habeis hablado de ello que Yemayá os sea propicia. Hace un par de meses, en una escapada a Lisboa, África me golpeó en forma de mujer, grande, incluso gorda, pero magnífica, con unos colores en la ropa, con una elegancia natural, con un porte, que solamente un africano podría tener.
Disfruto muchísimo con la mirada que nos ofreces sobre este continente. Describes muchos valores e ideas que me atraen poderosamente.
No quiero dejar de preguntarte por el Zen. En un par de semanas comenzaré a hacer yoga. Busco ayuda en la iniciación a la meditación y a la práctica mental budista, pero no he encontrado nada específico en Zaragoza. Trataré de acercarme a través del yoga enseñado aún no sé bien desde qué perspectiva. ¿Qué me puedes contar de la meditación?, ¿qué te aportó?.
Quizá estoy comenzando un camino de búsqueda similar al que ya recorriste.
Un saludo.
un apunte; quizás, esa concepción africana del tiempo, esa rotura con la linealidad y anclaje en el pasado... quizás tenga que ver (salvando las distancias) con la concepción Japonesa, ¿no? La importancia de la tradición, de los antepasados...
Sin embargo, para bien y para mal, los japoneses han sabido unir esa cultura, al "progreso"...(al menos es mi opinión)
un placer leerte...
Me pasaré por tu blog
http://otromundoesposibletestimonios-gui.blogspot.com/
http://wwwlacasadelossueoscom-guy.blogspot.com
http://deartesanred-en.blogspot.com/ DEARTE+SANA RED-EN